El relator especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en Birmania, Tom Andrews, instó el domingo a la comunidad internacional a no reconocer las elecciones celebradas en el país asiático, calificándolas de proceso fraudulento sin legitimidad organizado por la junta militar que gobierna desde el golpe de Estado de 2021.
“Unas elecciones organizadas por una junta que continúa bombardeando civiles, encarcelando a líderes políticos y criminalizando toda forma de disidencia no son elecciones, sino un teatro del absurdo realizado a punta de pistola”, denunció Andrews en una publicación en la red social X. “Esta no es una salida a la crisis de Myanmar. Es una estratagema que perpetuará la represión, la división y el conflicto”.
La primera fase de las elecciones legislativas finalizó el domingo, casi cinco años después del golpe militar de febrero de 2021 que sumió al país en una guerra civil. Los comicios, que se extienden a lo largo de un mes y que la junta militar defiende como un retorno a la democracia, se celebran con la ex líder y Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi en prisión.
El enviado de la ONU aseguró que las elecciones se cimentan sobre “la opresión, la coerción y la violencia” de la junta y alertó que legitimar los comicios sería “recompensar a un régimen que continúa cometiendo atrocidades a diario y socavando la lucha continua por un futuro democrático” en Myanmar.
Asimismo, la oficina de la ONU en Myanmar indicó en un comunicado que “es esencial que el futuro de Birmania se decida mediante un proceso libre, justo, inclusivo y creíble que refleje la voluntad de su pueblo”.
La votación comenzó a las 06:00 hora local en distritos de las ciudades de Rangún, Mandalay y la capital Naipyidó, cerrando diez horas más tarde. Sin embargo, el entusiasmo fue notablemente bajo. En un centro de sufragio en Rangún había más periodistas y trabajadores electorales que votantes.
El jefe de la junta militar, Min Aung Hlaing, defendió que las elecciones son “libres y justas” a pesar de estar organizadas por el ejército. “Les aseguramos que estas son unas elecciones libres y justas. Fueron organizadas por los militares, no podemos permitir que nuestra reputación se empañe”, declaró tras emitir su voto en Naipyidó.
El promilitar Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo está proyectado para emerger como la principal fuerza política. En contraste, la mayoría de los partidos que participaron en la elección de 2020, incluido el de Suu Kyi, han sido disueltos por la junta.
Con una población de unos 50 millones de habitantes, Myanmar vive sumida en una guerra civil y no hay votación en las zonas bajo control rebelde. “Es imposible que esta elección sea libre y justa”, comentó a la AFP Moe Moe Mying, una mujer de 40 años que lleva dos meses huyendo de los ataques aéreos militares en su aldea en la región central de Mandalay. “¿Cómo podemos apoyar una elección controlada por la junta cuando estos militares han destruido nuestras vidas?”, preguntó.
Aung San Suu Kyi, de 80 años, descuenta una sentencia de 27 años de cárcel por cargos que grupos de derechos humanos consideran políticamente motivados. “No creo que ella considere que estas elecciones sean significativas de ninguna manera”, declaró su hijo, Kim Aris, desde su casa en Reino Unido.
Según el calendario oficial, la segunda etapa de votación está programada para el 11 de enero y la tercera para el 25 del mismo mes. Andrews reiteró su llamamiento a los gobiernos para que rechacen estas “fraudulentas” elecciones mientras “la junta intensifica la coerción ciudadana para que vote”.


