A Helga Stentzel, la artista que logra maravillas con simple ropa tendida al sol, esto le gustaría. Aunque aquí las prendas no jueguen a crear las imágenes (a veces, algo surrealistas; otras, algo naif) que suele plasmar Stentzel, la belleza del textil, lo imponente de las montañas y la simple soga de colgar la ropa –esa contundencia de lo cotidiano– bien podrían ser parte de una instalación al estilo de las suyas. Sin embargo, no estamos frente a una obra, sino ante el sencillo encanto del día a día y el ojo afilado de un fotógrafo que supo atraparlo. Bajo la distante mirada de los Andes, entre la intimidad y la exposición, se orean varias polleras aymara. Lisas o estampadas, bordadas o con encajes, siempre superpuestas y acampanadas, esas prendas son signo de una cultura, la boliviana, tan hecha de pliegues y persistencia como las faldas de sus “cholitas”.


