La agenda laboral en 2025 tuvo como eje el trabajo digno, nuevos derechos vieron la luz y comenzaron a moldearse cambios para el siguiente año. Especialistas coinciden en que las reformas laborales de este año se caracterizaron por un intento de humanizar las relaciones de trabajo.
Este año entró en vigor la Ley Silla y el derecho al descanso, también la regulación del trabajo en plataformas digitales. A esos cambios se suman la reciente reforma aprobada en el Senado para las inspecciones enfocadas en igualdad salarial, el anuncio del incremento del salario mínimo para el 2026 y la iniciativa de reforma para la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales.
“Se ve un objetivo muy claro de mejorar la calidad de vida de las personas trabajadoras. Las reformas que hemos visto, si bien no son del todo óptimas para el sector empresarial, sí han buscado disminuir o prevenir enfermedades de trabajo, la Ley Silla es el ejemplo claro. Ese ha sido un eje fundamental tanto del actuar de la autoridad como de la agenda legislativa”, dice Jimena Sánchez, socia fundadora de Employment Legal Aid.
En eso coincide Marité Villanueva, abogada laboral y asesora de Recursos Humanos. “El derecho laboral se encuentra en primera plana desde hace mucho tiempo”, y el 2025 no fue la excepción. En la coyuntura actual, los derechos en el trabajo se han posicionado como un aspecto relevante en las agendas empresariales.
En medio de la ola de cambios, este año en el Congreso de la Unión se observó una agenda legislativa enfocada en la ampliación de derechos en el trabajo.
Entre las más de 270 iniciativas laborales que se presentaron en 2025, destacaron propuestas como la Ley Vaso de Agua para garantizar el acceso al agua potable en los centros de trabajo, nuevos permisos remunerados como los de salud mental o el cuidado de las mascotas, transparencia en los procesos de reclutamiento o la donación de vacaciones enfocada en la solidaridad entre compañeros.
A decir de las especialistas, esta agenda de cambios se explica en buena medida por un rezago en la cultura laboral más allá de los mínimos; es decir, mejorar derechos y prestaciones por un aspecto humano y de competitividad del talento, y no por una obligación impuesta por la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Este año también comenzaron a tomar forma los cambios laborales que podrían ver la luz en 2026. Los dos con más reflectores: la reducción de la jornada de trabajo, un compromiso presidencial, y la reforma de violencia laboral, que reconoce otros comportamientos violentos más allá del acoso y hostigamiento sexual (figuras previstas ya en la Ley Federal del Trabajo).
A estos cambios en puerta, afirma Jimena Sánchez, se suma la revisión del T-MEC, el empleo temporal que se generará por el Mundial de Futbol y las inspecciones enfocadas en el cumplimiento de la Ley Silla.
“El 2026 será un año relevante como país. En el tema de jornada laboral ya nos anticiparon que viene, ya está presentada la propuesta y esperaremos a que se discuta. Un mensaje importante para este 2026 es que las empresas tienen que organizar sus presupuestos, porque todo esto es la punta del iceberg de todos los cambios que hay a nivel organizacional, las empresas tienen que estar a la vanguardia, por ejemplo, en evaluación de desempeño”, opina Jimena Sánchez.
Para Marité Villanueva, si bien hay aún pendientes en derechos laborales, advierte que se está alcanzado un punto en el que los cambios deben avanzar con medidas e incentivos para las empresas. “Todo lo que no se hizo en 50 años se está haciendo en poco tiempo, y aunque son pasos valiosos y necesarios, tampoco se pueden compensar décadas de inactividad apretando todo de manera rápida porque las fuentes de trabajo empezarán a sacudirse”.


