La Cultura de la Paz, termina el 2025

“El pasado ya no es y el futuro no es todavía”, San Agustín.

Termina este 2025 en el que la destrucción de instituciones, la opacidad, la corrupción y la violencia dominaron la escena en México y en otros países oprimidos.

Como cada fin de año es costumbre evaluar logros, avances, frustraciones y pérdidas. Deseamos que nuestros lectores hayan alcanzado o -al menos-se hayan acercado a las metas que se plantearon. Sin embargo, es triste reconocer que numerosos mexicanos, a pesar de múltiples esfuerzos, no hemos podido alcanzar nuestras metas debido, principalmente, a las difíciles circunstancias que atraviesa nuestro país, muchas de ellas propiciadas por el oficialismo.

La violencia, los deficientes servicios públicos de salud y la inseguridad han arrebatado vidas, hogares, patrimonios y esperanzas a innumerables familias.

Los efectos de la inseguridad y del debilitamiento del Estado de derecho propician que en cada vez más hogares mexicanos el ambiente festivo que nos ha caracterizado se diluya y se transforme en pesadumbre, desolación, miedo y aún en muerte.

Culmina un año en el que miles defamilias se enfrentan a un futuro incierto. Entre ellas las de quienes han perdido sus trabajos formales como los trabajadores de los organismos autónomos -demolidos por el oficialismo-, las de los juzgadores desplazados por la reforma judicial, las de los productores del campo y las de los transportistas.

La “cuarta transformación” de los últimos siete años traducida en un asalto institucional, demostró este año su naturaleza con diversas acciones comola elección de juzgadores orientada con acordeones; su desprecio por la democracia y su simpatía por los gobiernos dictatoriales.

Quienes piensan distinto al oficialismo son descalificados o minimizados cotidianamente y tratados como "conservadores”, “prianistas”, “voceros del conservadurismo”, “comentócratas”, “fachos”, de “la derecha” y hasta de “traidores a la patria”. Sin embargo, las ofensas más graves que no sólo afectan a sus opositores no son verbales, son las mentiras y medidas que se traducen en acciones y omisiones que deterioran la calidad de vida de cada vez más mexicanos. Un claro ejemplo son las supuestas “farmacias del bienestar”.

La unidad nacional que menciona y necesita la presidenta es una ilusión en su discurso, pues la polarización que impulsa cotidianamente genera un ambiente tóxico y de degradación en la vida política, en la que el diálogo y el consenso se reemplazaron por la división, la confrontación y el odio.

Una creciente parte de la población percibe con frustración que un futuro promisorio en el corto y mediano plazos no parece posible en nuestro país.

Muchos se sienten aislados y desamparados, viviendo en un mundo hostil y han olvidado que la libertad no es algo dado, es una condición que debe cuidarse todos los días.

La esperanza se ha transformado en incertidumbre y el miedo se ha convertido en un compañero constante.

No perdamos de vista que México es más grande que su mandataria, el oficialismo y sus incondicionales. Evitemos que en el país en el que vivirán nuestros hijos y nietos sigan avanzando el autoritarismo, la mediocridad, la corrupción, la opacidad, la decadencia, la brutalidad, la inequidad y el salvajismo.

En 2026, entre otras calamidades, habremos de pagar más impuestos y derechos, y a partir de las reformas fiscales estaremos en riesgo de que las autoridades fiscales nos asedien autoritariamente. Nos advirtió la mandataria que se aplicarían “actualizaciones a impuestos que antes no existían” no sólo en conceptos y montos, también en modalidades de cobro.

Deseamos que las autoridades reconozcan y aprovechen el diálogo para restaurar el pluralismo y la concordia; se conduzcan con respeto, no con injurias y se aplique la negociación, no la imposición.

Tengamos en cuenta que para alcanzar las expectativas aderezadas de buenos anhelos, esperanza y solidaridad de manera individual, familiar, comunitaria, nacional y mundial hay que sacudirnos la apatía, hay que actuar.

¡Urge devolver la concordia a la vida nacional!

Que este 2025 termine en paz y que el 2026 sea mejor para todos.

*Abogado, negociador y mediador.

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